Hay los muertos que produjeron las masacres del Caracazo, de
Cantaura, Yumare y El Amparo. Igualmente, todos los asesinatos de
líderes políticos y estudiantiles, quienes fueron reprimidos,
torturados, perseguidos y hasta algunos desaparecidos.
En realidad no comprendemos el porqué cierta gente de la oposición se
empeña en hacer creer que las tragedias naturales o no han sucedido
solo en el Gobierno del actual presidente, haciendo pensar que en el
pasado todo era color de rosa y dando entender que el pueblo es bobo y
olvida. Craso error. Pues veamos:
“El domingo 19 de diciembre de 1982, durante el gobierno del copeyano
Luis Herrera Campins, ocurrió el peor desastre no natural jamás vivido
en Venezuela, originado por un incendio en la planta de generación
eléctrica Ricardo Zuloaga (mejor conocida como Tacoa y hoy llamada
Josefa Joaquina Sánchez), ubicada en el sector Arrecifes del estado
Vargas. En esa tragedia murieron 260 personas entre obreros y técnicos
de la planta, bomberos y profesionales de la comunicación que reportaban
lo sucedido desde la mañana.” (Diario El Nacional de la fecha).
“11 años más tarde, el martes 28 de septiembre de 1993, en el segundo
mandato del adeco Carlos Andrés Pérez, ocurrió la llamada Tragedia de
Tejerías, causada por la explosión, con una onda expansiva de 200 metros
primero, e incendio, inmediatamente después, en el kilómetro 57 de la
Autopista Regional del Centro, estado Aragua. Se registraron 53 personas
fallecidas y 70 heridas.” (Diario El Universal de la época).
Por otra parte, hay los muertos que produjeron las masacres del
Caracazo, de Cantaura, Yumare y El Amparo. Igualmente, todos los
asesinatos de líderes políticos y estudiantiles, quienes fueron
reprimidos, torturados, perseguidos y hasta algunos desaparecidos,
forman una pequeña parte de un expediente negro que se registró con
letras indelebles en la tenebrosa historia de sus gobiernos. Por eso,
tal vez se entienda que todavía cierta gente opositora que representan
ese pasado se regocija con la tragedia humana y buscan sacarle provecho
para sus fatales fines.
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